Con el auge de las novelas eróticas, las prácticas BDSM han sido “destapadas” a los ojos del mundo, y con ello, el interés de muchas personas en realizar este tipo de prácticas de sexualidad alternativa, acarreando, de la misma forma, un sinfín de ideas y visiones distintas en cada una.

Para algunas personas, estas prácticas pueden considerarse bastante retorcidas, pero para los que cotidianamente vivimos estas relaciones, nos parecen sólo una forma más de disfrutar nuestra sexualidad de manera diferente a la convencional.

Las líneas que se manejan en las novelas son muy diversas y a veces distorsionan un poco la realidad y el significado de este tipo de interacciones entre parejas, pues enmarcan a personajes abusivos que utilizan su “poder” para dominar a una persona indefensa.

Debido a esto, es alarmante que nuevos adeptos a las prácticas BDSM confundan una relación en la que impera el respeto con una de completo abuso. En una relación D/s o M/S se antepone, sobre todo, el respeto mutuo tanto para las personas con un rol sumiso, como con las que ejercen el rol Dominante, ya que, antes que nada, somos seres humanos que disfrutan del intercambio de poder de manera erótica.

Sin respeto mutuo no habría una relación sana, por ello, el utilizar el SSC (Sano, Sensato y Consensuado) es básico para desarrollar y alimentar una dominación sana y una sumisión plena. Ser o utilizar un rol sumiso no implica ser una persona inferior o con menos valor que una ejerciendo poder sobre ella; ambos crecen de la mano, dejando claro los límites, las capacidades y objetivos que dicha relación alcanzará.

Pero, como en todo, existen riesgos, y uno de ellos es encontrarse con verdaderos abusadores/as: Amos y Dominas que utilizan su rol para agredir a una o incluso varias personas, tanto de manera física como psicológica. En el poco tiempo que llevo dentro del mundo BDSM me ha tocado escuchar varias historias de estas, y, así mismo, vivir una en cercanía. Los llamados pseudo-dominantes abundan en cualquier círculo bdsmero, sea grande o pequeño; siempre habrá una manzana podrida.

¿Y cómo puede distinguirse a una persona de estas? ¿Hay signos claros que pueden servirnos como base para poder identificar a un manipulador?

Como seres humanos, a veces nuestras emociones pueden nublar nuestro juicio, lo que hace difícil ver la realidad. Los aspectos de control y la codependencia tienen destellos que, a veces, son muy sutiles y se pueden pasar por alto fácilmente, enterrados bajo los sentimientos de obligación, de amor o de costumbre, e incluso de respeto. Darse cuenta de ello, ya sea en una relación BDSM o en una relación común, es, a veces, muy difícil, pero hay algunos puntos para poder identificar si estás dentro de una relación de abuso.

Las conductas de personalidad manipuladora no son siempre evidentes, pues se convierten en un juego silencioso en el cual el culpable siempre será el que esté bajo el yugo del poder.

Algunas de las características comunes de un Dominante manipulador son:

El/La dominante mártir: Este tipo de “Amos” son aquellos/as que siempre son las víctimas de todo. Aquellos/as a los cuales los demás “atacan”. Generalmente buscan aprobación desesperadamente y especialmente la buscan por medio de las tragedias y la lástima que pretenden inspirar a través de un estado de vulnerabilidad ante los demás. Siempre resultan las víctimas, las personas desafortunadas e incomprendidas del mundo. Ten cuidado ya que esto es claramente una manera de manipulación.

El/La dominante excesivamente necesitado/a y dependiente: Son aquellos/as que no toman iniciativa por su propia cuenta. Siempre esperan que tú seas quien decida, el que realice, el que busque y el que de alguna manera le haga obtener lo que desean bajo la fachada de “haré tu voluntad” o “lo que tú decidas”. Sin embargo, pese a ese aparente sometimiento, terminan manipulando la situación a su conveniencia.

El/La dominante narcisista: Son los que utilizan una personalidad arquetípica y es muy difícil tratar con estos maestros de manipulación, ya que cuentan con un gran sentido de auto-importancia, un egocentrismo exagerado y una capacidad de lograr que las otras personas se sientan inferiores a este “master” o “dios” del mundo.

El/La dominante aislante: Son aquellos/as que sienten que el mundo los persigue; no asisten a eventos públicos, reuniones o grupos pues no requieren de nadie que les enseñe lo que ya saben de sobra, y, por tanto, la persona que está a su lado tampoco necesita de ello. Comienzan a aislarte de las amistades, de los lugares que frecuentas y, en casos extremos, incluso de tu propia familia, argumentando que no necesitas nada que él no pueda darte.

Existen un sinfín de personalidades, pues cada uno de nosotros somos diferentes tanto en pensamiento como en objetivos, pero estos puntos pueden servirte tanto para alejarte de relaciones abusivas, como de personas que solo te dañarán.

En algún momento de nuestras vidas, cada uno de nosotros practica conductas manipuladoras de una forma u otra. Pero no siempre es grato encontrarse con personas que manipulan, o pretenden manipular, hasta el brillo del Sol, y mucho menos aún entablar una relación que terminará por destruirte.

El respeto siempre debe de empezar por uno mismo, pues cuando eres capaz de respetarte en todos los aspectos, puedes exigir el mismo respeto de los demás hacia ti.

Por Raven Cerise Valentine

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *