LA IMPORTANCIA DE LOS ACUERDOS Y EL PLAYLIST EN EL BDSM

LA IMPORTANCIA DE LOS ACUERDOS Y EL PLAYLIST EN EL BDSM

Angie Rueda Castillo

Uno de los aspectos, en mi consideración, más significativos que se viven hoy en día en el mundo del BDSM y de la D/s -al menos como puede leerse en diferentes páginas de internet y se escucha entre los/as practicantes en vivo- es la prioridad que se le asigna a “los acuerdos” entre los/as participantes por encima de componentes tomados en otros tiempos como los más importantes. Estos antiguos componentes serían las reglas prácticamente inamovibles de la “Vieja Escuela”, las enseñanzas casi incuestionables de los mentores, el formalismo de protocolos y ceremonias y las mismas concepciones y expectativas aún en boga de lo que “debería” ser un/a Amo/a y un/a sumiso/a.

Esta centralidad de “los acuerdos” me parece que comporta ventajas dignas de destacarse: 1) hace necesario el propio conocimiento de lo que se quiere y de lo que no por parte de cada persona que quiera participar en una sesión o incluso llegar a integrar una posible relación S/M o de D/s; 2) favorece una interacción fluida entre las y los practicantes; 3) requiere de una comunicación directa y asertiva de lo que cada quien desea y de lo que no se está dispuesto/a a aceptar; 4) puede apoyarse en una negociación abierta y franca de intereses, deseos, estilos y límites sin más freno que el respeto a los de la otra persona; 5) permite replantear y modificar los roles tradicionales de dominantes y sumisas/os, favoreciendo la manifestación de cuestionamientos y propuestas de unos/as y otras/os con respecto a qué se entiende y cómo se quieren vivir la dominación, la sumisión y la entrega, más acordes con las ideas y los deseos de quienes sean las/os participantes.

Esta concepción de “los acuerdos”, en mi opinión, se acerca o permite una vivencia del BDSM o la D/s más como una performativa de necesidades, deseos y fantasías a partir de posiciones y roles opuestos y complementarios, relacionados con la dominación, por un lado, y la sumisión y la entrega, por el otro, así como con la generación o recepción de dolor y humillación. Performativa que, desde mi perspectiva, no quiere decir para nada que el “juego”, la sesión o la relación sean inauténticas y mucho menos falsas, sino que se centran y tienen como objetivo la representación/interpretación de papeles diferenciados considerando las inclinaciones, tendencias, disposiciones y preferencias de cada participante y en cuya definición pueden aprovecharse las ideas y sugerencias de quien desempeña el rol contrario, apoyándose en el planteamiento de la sexología humanista de que “nadie conoce mejor las necesidades y deseos de una persona que ella misma”. Lo anterior vendría a reforzar el papel proactivo de quien se somete y entrega a otra persona, no esperando que sea solamente el/la dominante quien la/lo “moldee”, “forme” o “guíe” -como se tiene en las visiones convencionales de las relaciones de D/s, en las que las sumisas y los sumisos tienden a endiosar y a idealizar a su Amo o Ama-.

Esta visión de los acuerdos como el medio más adecuado para conjuntar la manifestación y realización de deseos, con reconocimiento de límites, respeto de derechos y apego a los principios de “seguro, sensato y consensuado” (o en su caso de “riesgo asumido de actividades sexuales no convencionales”) puede llevarse a la realidad y concretarse con el uso del playlist. Un playlist contiene la lista de prácticas preferidas y aceptadas, de límites blandos y duros, de palabras y gesticulaciones de seguridad de quienes intervienen en una sesión y sobre todo en una posible relación de D/s. Esta “lista de juegos”, dependiendo de las y los participantes puede ser muy acotada o incluir aspectos como la vestimenta, posiciones de sumisión, tiempo estimado de duración de la sesión etc., y yo plantearía que podría incorporar otros aspectos, además de estos ya señalados, fundamentales para la seguridad y la sensata práctica de la sumisión, la entrega, la dominación y la generación y recepción de dolor y humillación.

Me refiero a aspectos más relacionados con la conformación de una relación de Dominación/sumisión y que tendrían que ver con la calidad de la comunicación, el papel de la negociación y la definición del tipo de relación que buscarían los y las participantes en ella, incluyendo los aspectos nodales de qué tipo de dominación y qué tipo de sumisión y entrega se estarían buscando.

En otras palabras, el establecimiento de acuerdos, entre otras razones, alcanzados mediante un uso ampliado y más creativo del playlist, materializaría uno de los elementos centrales de toda relación y de todo acuerdo: el give and take; “qué se está en disposición de dar y qué se pide a cambio” para llegar a un acuerdo tendiente a integrar una relación. Conciencia de deseos y límites, capacidad de comunicar intereses, habilidad para negociar satisfactoriamente lo que se da por lo que se pide, acuerdo de voluntades… Son elementos reales que habría que poner en acto en la posible conformación de una pareja de Dominación/sumisión y que podrían interpretarse como más propios del ámbito empresarial y alejados del endiosamiento, idealización y romanticismo (aunque no hubiera una relación amorosa) que predominan entre practicantes de la D/s. Esto sucede particularmente en sumisas quienes, reproduciendo roles y comportamientos tradicionales inculcados durante siglos a nosotras las mujeres, rodearíamos y llenaríamos a nuestros dominantes (particularmente varones) de toda una serie de expectativas y demandas convencionalmente asignadas a los hombres, como las de “protegernos”, “guiarnos”, “modelarnos”, “representarnos”, dejándoles a ellos (o ellas) la parte activa, propositiva y decisoria de la relación y asumiendo nosotras la pasiva, de mera aceptación y cumplimiento de sus deseos.

Roles, actitudes y conductas convencionales que sin contrapesos (como los de la propia conciencia, la comunicación asertiva, la negociación abierta y el establecimiento de acuerdos concretos) podrían llevar a la sumisa a la dependencia, la pérdida de autoestima y la pasividad, con adversas consecuencias para ella, para su dominante y para la relación misma.

Profundizar en los acuerdos es una buena senda a caminar para reforzar el placer y el bienestar de quienes deciden ejercer su inclinación a la dominación y de quienes lo hagan con la suya a la sumisión y la entrega.

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Una respuesta

  1. Muy buen escrito, en lo personal he caido en el endiosamento del dominante y mi relaciòn termina siendo màs de sufrimiento que placer, sindo el alejamiento lo màs lògico. ojala màs gente lea esta informaciòn.

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