RELACIONES DE PAREJAS CON TERCEROS

RELACIONES DE PAREJAS CON TERCEROS

La búsqueda de nuevas experiencias y sensaciones

Por Arturo Salazar

 

Entablar una relación de pareja es señal de que se ha encontrado a una persona que satisface muchas necesidades y que complementa tu vida en más de una faceta. Sin embargo, se puede dar el caso en el que por tener ambas personas gustos similares, les resulta necesario explorar otras formas de enriquecerse.

 

Este escrito está basado en la experiencia que he adquirido al formar parte de una relación donde mi ama es una mujer que tiene una relación sentimental sólida y de muchos años con su pareja (esposo).

 

Es muy común que las parejas, hablando de relaciones BDSM, gocen de exclusividad entre ellos al momento de realizar alguna práctica. También sucede que las personas poseen roles iguales (ambos dominantes, por ejemplo) y aunque pueden ceder de vez en cuando para satisfacer a su pareja, a veces buscan la interacción con otras personas para que ambos puedan ejercer su rol de manera satisfactoria.

 

La interacción de parejas con terceros se ha vuelto muy común. Sin embargo, a veces las personas no comprenden realmente lo que esto implica.

 

Es preciso aclarar que una relación de pareja BDSM que permite la inclusión de terceras personas no es igual a una relación swinger – con frecuencia se confunden – a pesar de que partan del mismo principio. Las relaciones swinger se dan entre parejas que buscan ampliar sus horizontes sexuales; donde permiten que uno o ambos tengan interacción sexual con otras personas o parejas; se da el intercambio de parejas y en algunos casos se realizan tríos o cuartetos. Por otro lado, una relación de pareja BDSM con terceros implica que una o ambas partes de la relación puedan realizar prácticas BDSM con una o más personas (el sexo es opcional, incluso puede ser un límite entre ellos).

 

Hablar de interacciones no significa que se hable de infidelidad. Como en toda práctica BDSM, las partes de la relación deben tener acuerdos donde se estipule el tipo de relación e interacción que se va a tener con otras personas a fin de evitarse problemas. La pareja pacta sus permisos y límites para que no se vea afectada su relación y permitan, a su vez, que su pareja explote su faceta como practicante.

 

A pesar de que las personas tengan acuerdos entre ellas, es importante mencionar el papel que desempeñan el o los terceros. Las personas incluidas deben entender cuál es su lugar dentro de la relación. Hay casos en las que buscan una relación de base, sin tener claro qué quieren o hasta dónde pretenden llegar con otras personas.

 

Se debe entender que las personas con pareja que buscan a un tercero para sesionar no están buscando un reemplazo ni a otra persona para engañar a su pareja, sólo buscan ampliar su experiencia sexual y compartirla con otra persona de un modo particular. Poseen necesidades diferentes que buscan desahogar de otros modos y con otras personas. Los terceros deben aceptar el hecho de que son invitados en la relación y deben respetar a la pareja de su compañero de sesión; que los límites no deben traspasarse y que la pareja es quien tiene prioridad en ello. Del mismo modo, debe aclararse si el o los terceros van a interactuar con uno o ambos integrantes de la relación de pareja.

 

Algunos de los problemas que surgen en este tipo de relaciones están vinculados a las falsas expectativas que los terceros tienen de la relación. En ciertos casos buscan una pareja estable y de base -tanto BDSM como sentimental- o buscan satisfacer necesidades que pueden llegar a afectar el núcleo de la pareja en cuestión. Esta clase de dificultades se pueden evitar cuando se aclaran las prioridades e intereses de las personas para saber si deben y pueden ejercer una relación tan compleja como esta. La complejidad radica en el hecho de que las relaciones en general – no sólo en el BDSM – generan lazos y despiertan emociones y sentimientos. Es normal que entre un sumiso o sumisa y su dominante exista afecto, respeto y confianza (cuando la relación satisface a ambos) y por ende se genere una relación amistosa. Sin embargo, esto no debe confundirse con amor de pareja, este es el error más común y que lleva al fin de las relaciones. Si bien es cierto que no se puede tener un control absoluto sobre las emociones, se debe tener la madurez y el valor precisos para saber cuándo éstas pueden ser perjudiciales para la pareja, el tercero o uno mismo.

 

Es preciso mencionar que la pareja debe tener una madurez grande y una confianza plena para permitir que terceras personas interactúen con alguno de ellos. Del mismo modo, es de suma importancia que todas las partes sepan, entiendan y acepten el papel que desempeñan dentro de esta relación compleja. Deben establecer acuerdos muy puntuales y claros, que no se intenten rebasar, por lo que también es necesario que todas las personas que busquen este tipo de relación o formen parte de alguna tengan claras sus necesidades y piensen si de verdad eso es lo que requieren. Todo se basa en acuerdos y debe ser consensuado pues al final se busca la satisfacción de todos los involucrados.

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