Hace poco platicando con una chica, me preguntó: “¿Cómo llevas que Marqués, tenga a esa sumisa tan bonita, jovencita y d-e-l-g-a-d-i-t-a?”, el mazazo en la cabeza fue duro, no lo voy a negar, pero más que nada fue porque me hizo sentir que el que yo sea una mujer independiente, fuerte, preparada, inteligente y todas las cosas bonitas que pueda yo decir de mí y que, además, tenga a dos sumisos a mi servicio, pasaron a segundo plano. De pronto, yo me tenía que sentir mal porque esta sumisa tenía esas cualidades físicas.

De entre las tres cualidades que englobaba la pregunta: belleza, edad y físico, la que en realidad me hizo eco fue la última. Y es que en mis 35 años de vida, aproximadamente 27 años he sido gorda.  Lo menos que he pesado ya de adulta son 90 kilos.
Aunque en realidad mi físico nunca me ha hecho sentir demasiado mal conmigo misma, digamos que estoy en paz y me siento bien. Pero mentiría si dijera que este tipo de comentarios no me tambalean a veces.

Y es que, no nos hagamos tontos.  En esta sexociedad resulta impensable que una gorda tenga una relación estable, llena de amor y de satisfacciones y que encima pueda tener acuerdos en el ámbito sexual que puedan incluir a terceras personas, sin que el gordo se sienta mal porque la tercera persona “es más deseable”. Y pensando que seguramente es porque la parte de la pareja quiere a alguien flaco.

Lo que nos han enseñado culturalmente es que los gordos no somos merecedores ni de respeto ni de que alguien nos pueda considerar sexis, bellos, deseables, apretujables… Vaya.. ¡Follables!

En esta sexociedad en los últimos años supuestamente se está buscando que la idea de belleza física cambie. Recientemente fue noticia de primera plana que Tess Munster, una mujer de 29 años, 120 kilos y una talla 54 fue contratada por Milk Model Management, prestigiosa agencia de modelos.  Y fue noticia precisamente porque era increíble que alguien con esas características físicas fuera merecedora a un contrato como modelo.

Ese doble discurso que actualmente se maneja sobre los gordos, es realmente deprimente. Por un lado ‘gordita’, ‘llenita’, ‘robustita’, ‘rellenita’ son eufemismos que se usan para sentirnos menos culpables al llamar a alguien pasado de peso que nos cae bien, pero solemos decirles ‘gordas’ o ‘gordos’ si se quiere insultar o nos lo decimos a nosotros mismos si queremos autodenigrarnos. Entonces.. ¿Cuál cambio de percepción? ¿Cuál cambio al querer mirar otros tipos de belleza?

Tess Munster

Se comienza a aplaudir que comiencen a aparecer fotos de gente gorda, pero cuidado y una gorda se atreva a subir una foto en leggins o en lencería por que la avalancha de comentarios denigrantes y llenos de odio no se hacen esperar. Yo sé que el cambio cultural es lento y a veces imposible, pero hay que comenzar por uno mismo.

Si te gusta una gorda o un gordo, por favor olvídate del “tiene bonita cara”, si te gusta dudo mucho la verdad que sea “por su linda cara”, te gusta por la persona, no por su linda cara. Y sí, culturalmente también es difícil para la gente aceptar que las gordas podemos gustarles, porque nos venden la idea que si estas con una gorda eres un perdedor que no pudiste aspirar a algo mejor.

La buena noticia para ustedes que me leen y que se han planteado la posibilidad de tener una relación con alguien gordo, es que los obesos sentimos, nos excitamos y follamos con todo y nuestras panzas, lonjas y estrías. Y que además de nuestro cuerpo también somos muchas cosas que son lo que en realidad nos dan valía.

Recuerda que ‘gordo’ no es igual a ‘feo’ ni tampoco es igual a ‘asexuado’. Las y los gordos también somos sexis, cachondos y tenemos fantasías sexuales y, aunque no lo pareciera, también tenemos presencia en los ambientes de diversidad sexual. Si en algún momento te das la oportunidad de ver más allá de la belleza convencional, es muy probable que tengas una experiencia llena de erotismo, placer y sensualidad y que incluso puedas encontrar el amor, si es que lo estás buscando.

Los estereotipos, el odio, los prejuicios, en una palabra la gordofobia que hay hacia nosotros los gordos debe ser erradicada; primero por nosotros mismos y después la sociedad. Sobre todo en estos ambientes de diversidad sexual en donde se supone somos más abiertos a ver más allá de lo convencional.

 

Texto públicado primero en Delisexy.com